martes, 5 de diciembre de 2017

NUEVO CURSO 2017-2018 EN MARCHA, ¿ENLATADO?

De la red. 
A punto de terminar el primer trimestre de creatividad en el CBA, en Irún, ya es hora de poder leer a los valientes que este año acuden al curso. Mucho nivel, muchos avances y como siempre, mucha risa, porque el humor hace que la creatividad aflore, relajemos la mente y la tensión por escribir grandes textos y, simplemente, escribamos. 

Un año más, estoy encantada por poder disfrutar y aprender con ellos.

¡Comenzamos! 

Imaginad una lata de sardinas. Ser el contenido o el continente. Ser o no ser... Con esa pauta y la libertad que pueden otorgar 20 líneas, les dije: 
-Escribid, escribid...

Este es el resultado. Me quito el sombrero.

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***LOLA***


Visto de oro y plata, casi siempre brillante.
Soy, a la par, contenido y continente.
Guardo para ti un pequeño tesoro, con todas sus esencias.
Albergo en mi vientre, interesantes nutrientes.
Aporto a tu salud ricos omegas.
Soy humilde, sencilla y corriente.
Habitualmente vivo en las cocinas.
Alimento tanto al niño como al anciano.
Puedo componer el rancho del soldado.
Viajo en mochila, asciendo cimas,
siendo fiel compañera del montañero valiente.
Mi servicial destino es profundo y fecundo.
Después de disfrutarme, me debieras reciclar, a modo de rutina.
No mezclarme con cualquier basura, como vulgar desperdicio

Y no menospreciarme por ser una modesta lata de sardinas.

***ANA***

HOJA DE LATA
Mi nombre es Hoja y mi apellido de Lata y hoy quiero contar mi triste historia.
Nací en una bella factoría, me trajeron al mundo un grupo de experimentados operarios y ellos fueron mi primera decepción, ya que creí que lo habían hecho por amor, pero con el tiempo, cuando empecé a conocer un poco mejor a los seres humanos, supe que fue el dinero lo que motivo el bello gesto de traerme a este mundo. Al poco de nacer, me metieron en un camión y me llevaron a otra factoría, donde me destinaron a ser una cárcel de máxima seguridad de sardinillas de marca blanca.
Al principio, me sonó requetebién, pero mis compañeras me informaron que ser de marca blanca era
de lo más denigrante, que lo que molaba era ser de “marca”, vamos, que me sobraba el blanca. Sin
darme tiempo a recuperarme de la conmoción me colocaron bruscamente sobre una cinta que se
movía y fueron rellenando mi precioso y brillante interior con aquellos bichitos plateados de olor
nauseabundo, y para colmo de mis males, regados generosamente con una salsa a la que llamaban
“escabeche”. ¡Qué cruel destino el mío! Ni siquiera unas pocas gotas de aceite de oliva, que según
había oído, me hubieran dado algo más de glamour.
Cuando creí que ya no sufriría más humillaciones, me metieron a empellones en una caja de cartón
en la que habían impreso un ridículo pajarito mirando un plato lleno de sardinillas y en un extremo
mi nuevo nombre:” Auchan”. Grité desesperada que mi nombre era Hoja, pero comprendí
enseguida que a las latas nadie nos escucha.
Ahora, solo me queda la esperanza de que quien me compre se compadezca de mi y me
deposite en el contenedor de reciclaje para tener una segunda oportunidad y que en mi siguiente
vida me rellenen de huevecitos de beluga. No pararé de rezar a San Aluminio para que así sea.

***ANA ROSA***

AHHHHHHHHYYYYY!!! Me asusto con mi bostezo. Grande, profundo… Como la pesadilla que he tenido. Uf! Que desasosiego! Me niego a abrir los ojos. Voy a aprovechar este ratito de tranquilidad hasta que suene el despertador. Me cuesta desperezarme. Como si no tuviera sitio para moverme. Pero… SI NO TENGO SITIO PARA MOVERME! Toco algo frío y  húmedo. Recuerda: qué pasó anoche en la fiesta? Con quien he terminado q encima huele fatal? O soy yo? Me siento pegajosa. Apretada. Parece que tengo muñoncitos. Osti! Que raro todo…. Trankil! Que estás hiperventilando … Bahhh!!! Sé lo que pasa… sigo soñando. Intento sonreir, pero no lo veo. Mantengo los ojos cerrados.
Suena el despertador. Que pesadilla! Y que pesadez! Parece que tengo encima kilos y kilos. Voy tomando conciencia del ajetreo de esta noche. Me tengo que replantear seriamente mi vida y dejar la bebida. APAGA EL DESPERTADOR! Mis esfuerzos se limitan a arrastrarme por la cama. Muevo los músculos de la cara y los ojos no se abren. Intento sacar los brazos de entre las sábanas y … Y….Y… Que no puedo! Siento un sudor alrededor y dentro de mí que me invade. Quiero despertarme. Seguro que me han echado algo en el Gin tonic. Mira que repito a las crías que no se fíen de nadie. Y mira yo… Oigo en la lejanía una voz profunda que no reconozco: “dónde estás? Apaga ese maldito aparato! Uy! Qué hace esta lata de sardinas en la cama? Y llena? Hola???”
La voz se diluye. Directamente opto por desmayarme.

***JAVIER***

¡Vaya lata!
Oliendo fuerte a mar y a un afrutado y verduzco aceite de oliva virgen extra, Tierras de Canena de primera presión, me desperté. Cuál no sería mi sorpresa al verme convertida en una lata de sardinas.

El espacio interior lo ocupábamos sólo dos piezas de pescado azul. Intuía que yo había sido una preciosa sardinilla que bailoteaba feliz entre las olas y el vaivén marino, pero quien ocupaba la mayor parte de aquel recinto amurallado era un enorme sardino nada agraciado. ¡Cuánta injusticia para la estética!

Menos mal que, descabezada, no tenía que dar muchas vueltas al cerebro, y me dediqué a disfrutar del envolvente y exquisito aroma oleaginoso que me fascinaba.

Saliendo de mi enmimismamiento, pude poner mi sentir inteligente en el continente: Se trataba de una lata férrea, con un sistema arcaico de apertura, que me hacía intuir que mi encierro sería a perpetuidad. Hacía mucho tiempo que ese tipo de abrelatas se había dejado de fabricar. Consistía en una llave que disponía de un vástago con un orificio, en el cual era preciso introducir la lengüeta que sobresalía de la lata y que, mediante el giro de una especie de pomo plano en el extremo contrario, la iba abriendo como si de un tirabuzón de hojalata se tratara.

La lata había perdido su envoltura de cartón y, con ella, su fecha de caducidad.
Eso suponía que podría gozar de la vida eterna en el paraíso prometido.

Me sentía feliz sintiendo que, aunque volviera a dormirme, ya nunca más despertaría en forma horriblemente humana.


***MAXI***

"Solo una lata"

Eramos las mejores, adaptadas, veloces, fuertes. Lo eramos tras sobrevivir a todo y a todos.  ¿Y qué somos ahora? Ahora somos una lata. Una sencilla lata de metal, contenedor de  lo mejor que jamás hubo entre las sardinas tras ser atrapadas por unos miserables hilos de nailon. Solo un paquete de maravilla animal rodeada de un mar de mejunje oleoso.
Mírame, tú que perteneces a la especie que nos pescó, enciende la luz de este almacén, retrocede ampliando tu visión. Así, bien. ¿Me ves? No, claro, solo ves un muro de latas. Cientos, miles como yo, apiladas, formamos un banco de metal como en el océano lo hacíamos por millares. Es inútil, estoy aquí, pero tú no puedes distinguir a las mejores sardinas que jamás nadaron entre las corrientes. No puedes porque el hombre no sabe ver;  tanto afán, inteligencia y habilidad para encontrar la excelencia, para atrapar el tesoro, lo único, lo mejor; y cuando lo lográis, lo simplificáis, lo igualáis, lo almacenáis y llegado el momento, devoráis con ansiedad, arrojáis los restos y salís corriendo a por más. Como haréis con esta lata, como haréis conmigo.
Al final acabaréis con todo, con lo excelente y con lo mediocre, y seguiréis buscando como locos, porque vuestra especie no sabe valorar lo primero ni conservar lo segundo.


***JOSERRA***

Soy un bocazas. Tengo que reconocerlo. Si no lo fuera, no me encontraría en esta penosa situación. Y mira que muchas veces trato de poner en práctica aquella frase que escuché una vez: se nos han dado dos orejas y una boca para que hablemos la mitad de lo que escuchamos.
Pues no hay forma. Antes muerto que callado. El caso es que Mónica y yo llevábamos año y medio saliendo. Estábamos la mar de bien. Ella en su apartamento alquilado y yo en casa de mis padres. Teníamos una relación… llamémosla moderna. A mí me encantaba porque no tenía nada que hacer ni en una casa ni en la otra. De vez en cuando me quedaba a dormir con ella, sobre todo los fines de semana, a mesa puesta. Y en casa de mis padres igual, no pegaba ni golpe.
Hasta que un día ella me dijo que ya era hora de vivir juntos, de comprometerme de verdad. Yo, como no podía estar callado, le dije que mejor de lo que estábamos era imposible. Yo al menos vivía de puta madre. Se me enfadó. ¡Y cómo, además! Para que hiciésemos las paces le dije que había recapacitado y que tenía razón, que estaba dispuesto a buscar un piso conjuntamente. Vimos un montón de ellos, pero yo siempre les encontraba un ”pero”.
Hasta que en el último me dijo: “Mira cariño, o nos quedamos con éste o te vas a tomar por saco”
Y yo que no me podía estar callado, le solté. “¿Aquí quieres que vivamos, que construyamos nuestro nido de amor? Estaríamos mejor en una lata de sardinas”
Hecho y dicho. De repente, estaba en una lata, bañado en un líquido viscoso, aceite de oliva primer prensado, cien por cien natural, pegado a otras cinco sardinas sin cabeza. “¿Qué coño hacemos aquí?” les pregunté a mis recién conocidas compañeras. Pero claro, como no tenían cabeza, ninguna pudo contestarme. Estaba reflexionando sobre la manera en la que había llegado a tan lamentable situación, cuando de repente alguien cogió la lata, le quitó la tapa y pinchó en un tenedor a una de mis compañeras. “El próximo seré yo” me dije desesperado. Miré la cara de la cavernícola que nos estaba comiendo y, sorpresa, era Mónica.  Comencé a gritar desesperadamente y entonces Mónica me despertó. “¿Qué te pasa cariño- me dijo- no te gusta nuestro nuevo piso? 


***MIREN***

La bolsa del súper llevaba mucho peso y por eso se rompió por un costado y fui a caer justo al lado de Miguel.
Me miró como quien ve un tesoro. No había comido en todo el dìa.

Diez años llevaba pidiendo en la misma puerta de la misma iglesia. 
Había días en que llegaba a conseguir diez o quince euros (¡una fortuna!), pero ese día, lloviendo a mares, no tenía en su cajita de cartón ni siquiera dos.

Me miró confuso todavía, sin poder creérselo.
-¡Ahí es nada! -se dijo- ¡Una lata de sardinas!
Miró a su alrededor y todo el mundo iba corriendo. Por la lluvia, nadie se habia fijado en mí.

Me cogió con sus arrugadas manos y empezó a acariciarme como si yo fuera algo maravilloso.

Me sentía muy a gusto. Sacó una navajita de su descompuesto abrigo y con mucha delicadeza, me quitó la tapa. No sentí nada, la tapa se abrió fácilmente.

En ese momento vi la alegría en sus ojos, mirando el hermoso color plateado de mis sardinas, bañadas en mi dorado aceite de oliva de primera (porque yo era de las buenas).

Comió despacio disfrutando todo mi contenido, hasta dejarme brillante y pulida, bien limpia.

Después, despacito, tiró la cajita desvencijada de cartón.

Sigue  en la misma puerta y en la misma  iglesia, aunque ahora todas las monedas que le dan caen dentro de mí y el sonido que producen en mi interior llama la atenciòn de las personas que pasan y caen muchas más que antes.

Ya soy su lata: de sardinas sí, pero su lata.


***SARA***

Esto parece la estantería de un supermercado, sí, seguro, toda esa gente paseando por el pasillo con carros llenos de cosas. A ver si me centro que llevo mucho tiempo vagando por la nada. Recuerdo  haber sido mosca, conejo, Papa de Roma, cucaracha, prostituta, elefante, en fin llevo tantas reencarnaciones a mis espaldas que ya he perdido la cuenta.  Si mal no recuerdo en la última fui presidente de gobierno. Vaya, pues sí que debí de cagarla para haber retrocedido a lata de sardinas. Esa mano viene a por mí, sí, sí, me ha elegido, esto se pone emocionante, ya estoy dentro de un carro. A ver qué compañeros encuentro por aquí. Una botella de champagne, me ha mirado con desdén ¿Qué se piensa? Por si no se ha dado cuenta, vamos en el mismo carro… y a su lado un Rioja crianza denominación de origen, ese ni me mira; por lo visto he topado con la aristocracia del carro. ¡Ahí va! La botella de champagne se le está insinuando al rioja, como siga así al rioja se le va a salir el corcho. Un bote de espárragos, me mira como si hubiera visto un despojo, me estoy empezando a mosquear. ¿Y esa caja de ahí? Anchoas de Santoña. Está cuchicheando con una caja de paté de foie, me miran y se ríen. ¿Pero que se piensan? ¡Vaya carro de pijos me ha tocado! Pues yo no me arredro, que se enteren, por lo visto soy la proletaria del grupo pero aquí ninguno se las va a dar delante de mí, soy la más saludable,  la mejor considerada por la medicina y por la ciencia y todos los demás fastidian el hígado, suben la tensión o el colesterol o todo a la vez. Ala, a sacar pecho.


***PILI***
REENCARNACIÓN
No entiendo cómo puede oler tan mal. Olor repugnante y aceitoso. Estoy rozando un cartón fino que me envuelve, encerrado, oculto. Parece que me he escondido de mí mismo. El cartón está limpio pero yo no. Me siento pequeño, apenas un instante, una nada. La oscuridad me tranquiliza pero no sé dónde estoy. Grito pero no me escucho. ¡Que absurdo!
El olor me recuerda a la peste nauseabunda que sale de la boca de Onintza mientras come sardinas. Aunque hace tiempo que no las trae a casa. Más le vale. No aguanto ese pringue untoso y verla cogiéndolas con la mano y colocándolas entre pan. Es para cruzarle la cara.

Me siento frío, es extraño, como si no tuviera sangre, como si mi cuerpo fuese algo inanimado. No veo nada, no puedo moverme, pero estoy presente en algún sitio. Estoy aquí pero no sé cual es ese aquí. ¿Estaré muerto? ¡Cómo huele a sardinas! ¿Me estaré volviendo loco?

Llevo unos días ausente, como ido. Al final, seguro que me trajo la botella de coñac que le pedí. Aunque no me extraña después de mi sentencia y pena. Dos buenas ostias valen más que un montón de explicaciones. Me habré bebido la botella entera y así estoy, que no me entero de nada. Creo que me caí junto al armario de la despensa. Seguro que me golpeé la cabeza.

Alguien está abriendo el cartón, espera, algo de luz por fin. Es Onintza. Le hablo pero parece no verme. Pero… ¡si me ha cogido con una mano!¿Por qué soy tan ridículamente pequeño? ¿Qué haces, estúpida? ¡Joder, no!¡Mierda puta! Siento como me arranca la piel y me deja sobre la encimera de la cocina. Ha cogido un trozo de pan. Está comiéndose un bocadillo relleno de cuatro sardinas que ha sacado de mi interior abierto. ¿Estaré soñando?

Onintza se relame mientras se deleita como el bocata. Entre dientes declara:

‑­  ¡Cómo me alegro de que estés muerto, cerdo!


martes, 13 de junio de 2017

EN EL #CBA SE ESCRIBE... Y MUCHO!

Curso 2016/2017 de Escritura Creativa. 
Ayer fue la última clase de este curso de escritura creativa 2016/2017 en el #CBA. No pudieron asistir todos los que son, pero como siempre, entre los que estuvimos, ¡se armó la marimorena! Y es que no ha habido clase en que las risas no hayan atravesado los tabiques, en que la creatividad del compañero no nos haya dejado con la boca abierta y es que... ¡hemos acabado aplaudiendo relatos que a principios de curso parecían impensables!

Nivelón el de este año que me ha hecho improvisar y sudar a partes iguales, porque exige concentración dirigir un barco tan veloz. Gracias a todos por haber hecho que intente superarme, y sobre todo, miles de millones de gracias por haber confiado en mí para soltaros sobre el folio en blanco y escribir, ¡de lo que sea! , pero escribir. Sois unos valientes y no me cansaré de decíroslo. Gracias por vuestra generosidad. Os llevo siempre conmigo, y en este blog, comparto para todas las personitas que os leen, vuestros últimos trabajos. En octubre regresaremos con muchas historias más por contar. Muaks! ¡Nos leemos!


pd. En este ejercicio, cada alumno debía aportar un animal a la clase e incluir un diálogo. Estos han sido sus resultados. ;)
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***ESPERANZA***

El lunes, último día de clase, una grata sorpresa nos aguardaba. Había un loro con un bonito plumaje cerca de los periódicos. Cada vez que pasaba uno de nosotros, le decía algo:
-¡Qué loro más bonito!
-Para milagros a Lourdes.
-Ya veo que te estás instruyendo.
-La vida es como un hotel, hay que llevarse todo lo que se pueda.
-¡Que ya es hora de entrar!
-Bonita hora para cobrar una herencia.
-¡Vaya pájaro que nos han traído!
-No hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
-¡Hay que ver qué gordo estás!
-Más vale tener que no desear.
-Yo por si llueve he traído un paraguas.
-Mujer prevenida vale por dos.
-¡Decidme si es un loro o una cotorra!
-Esa es la cuestión; ser o no ser.

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***JAVIER***

Sólo a ella se le podría ocurrir semejante idea, pero como la dobladora y el ilustrador habían dado juego, “¿por qué no iba a funcionar bien un animal?”, pensé para mí. Si llevo un perro o un gato, a lo mejor conseguimos que nos aporte ideas y hasta que las logre plasmar en papel.

Soy poco amigo de mascotas, pero pensé en Trizas, el gato de mi amiga Carmen, hermoso salvo cuando lo pela. Entonces parece el espíritu de la golosina.

Le llamo por teléfono y le expongo mi deseo.
–¿Trizas?–me dice. Y a través de las ondas oigo que lloraba como una magdalena.
–Perdona –le digo –no sabía que te iba a causar tanto dolor dejármelo.
–Pero si no es eso –me dice entre hipo e hipo, –es que hace ya un año que le tuve que poner la inyección letal, yo misma, y todavía me duele.

La verdad es que no esperaba esa reacción de una veterinaria profesional, me disculpé como pude y colgué. Primera tentativa fallida.

Pensé en perros de amigos. Descarté el de mi amiga Inés, porque es un perro muy metódico y para la hora en que volvería a casa, probablemente se le habrían pasado las ganas de cenar. Y, además, ¿aguantaría la hora y media sin mear? Me decanté por Puxka, el perro de mi amigo Luis. He paseado alguna vez con los dos y le encanta olerme y chuparme los pies a través de las sandalias. No sé si lo que le gusta es el sabor del cuero o el quesillo que se me forma entre los dedos. Me estoy refiriendo a Puxka, no a Luis.

Me olvidé del teléfono y fui personalmente a su casa. No fuera que Puxkatambién estuviese fiambre. En cuanto toqué el timbre, el perro ladró. “¡Está vivo!”, me dije. Abrió el propio Luis y aunque me invitó a pasar, le expuse el tema bajo el quicio de la puerta. Quedamos en el CBA el lunes, cinco minutos antes de las siete.

Llegó el lunes, me lo trajo, Luis se marchó y el perro se olvidó del amo olisqueando mis pies. Para que el resultado fuera mejor, yo había intensificado el aroma con unos restos de Cabrales asturiano, que guardaba en un recipiente hermético en mi frigorífico.

Nada más superar la puerta corredera de cristal del CBA, veo que se acerca a toda velocidad Marieli.
                –Aquí no se puede entrar con animales –me dice de una manera poco correcta y desacorde con la buena relación que tengo con ella.
                –Pero si nos ha pedido la profesora del Taller de Escritura que traigamos un animal…

Acto seguido fue a buscar refuerzo conPati yMertxeTrantxe. El problema era que el resto del grupo había entrado el taller camuflando sus respectivos animales: una lagartija, una araña, una serpiente mansa, un hámster, una cucaracha, hasta una pulga y otros animalejos pequeños.Esperanza había llevado un peluche. Cuando las responsables vieron el taller en esas condiciones, ¡clamaron al cielo!Yo me tuve que ir a casa de Luis para devolver a Puxka, que ya se había encariñado de mis pies a perpetuidad. No había forma de quitármelo de encima y tuve que pedir a mi amigo que me dejara usar la ducha para que desapareciera mi olor a Cabrales. Así acabó la última clase del curso y me quedé sin cuchipanda y sin despedirme de los amigos de tantas horas de risa.

En setiembre, cuando me fui a inscribir para el curso 2017-2018, vi que  habían eliminado el Taller de Escritura. A decir verdad, no me sorprendió. Pregunté las razones y todo fueron evasivas o respuestas incongruentes. Lo habían sustituido por otro de Cocina Creativa ¡Nos lo habíamos ganado a pulso! Ahora, algunos lunes el CBA huele a... Biblioteca… Creativa.

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***LOLA***

"Una tarde con Charly"

-Hola chicos, os presento a Charly - saludó Lander nada más llegar a clase. 
De su mano caminaba torpemente un chimpancé, vestido prácticamente como él. Un pantalón de peto, una camiseta de chillones colores y una visera roja  con alas completaba el atuendo del viejo animal. Todos se quedaron boquiabiertos y con cara de susto. Lander les dijo: "tranquilos, Itziar ya lo sabe, me ha dicho que lo traiga. Además es muy pacifico, es muy mayor. Es que ahora tengo un nuevo novio, bueno nos estamos conociendo. Trabaja en un circo, es trapecista. Es muy guapo y estácachas y es muy majo. No sé, diferente".
Miren y Lola se giraron y pusieron cara de interés, Miren al oír la palabra circo y Lola al oír la palabra cachas.
-Este chico heredó a Charly al morir su padre y le prometió  que siempre cuidaría de él, hasta el final de sus días. Para Antonio es prácticamente como un hermano, continuó relatando Lander.
Los compañeros empezaron a interesarse por la historia que relataba Lander y todos preguntaban a la vez .Itziar intervino diciendo: "venga vamos a trabajar, ya vale de charla. Lander dale un cuaderno y un lápiz a Charly, que igual hace algo".

Cuando estaban concentrados escribiendo, Carmen que estaba sentada al lado de Charly le dijo a Lander: "Oye, este mono será muy majo pero huele que apesta". Lander respondió: "No es un mono, es un chimpancé. El tema es que el pobre es incontinente, por la edad y lleva pañal".
Pili sacó del bolso un frasco de colonia y se acercó a su asiento para rociarlo y mitigar el tufo. Charly, en un segundo, se hizo con la colonia y  corriendo para que nadie le cogiera, se la iba bebiendo de trago.Cuando ya se la había trincado se paró en seco. Se quitó el pantalón y  el pañal, con lo cual la pestilencia fue aún mayor. Todos comenzaron a chillar y Charly, por imitación, también. 

Con cara de sátiro comenzó a perseguir a Pili y a  Amaia, tocándose con fruición los genitales, por lo que ambas cada vez  gritaban a más volumen. En estas, Agus interceptó al animal con su brazo, pero sobre todo con su voz. Charly, del susto, se encaramó en la pizarra. Y Lander le protestó a Agus: "¡Ten cuidado con el pobrecillo, que es el casi hermano de mi casi novio!" 

Entonces se formó tal algarabía, unos a favor y otros en contra del animal, que se personó en la sala el guarda de seguridad de la biblioteca. Cuál fue su sorpresa al abrir la puerta y ver las sillas caídas, los papeles por el suelo, las chicas despeinadas, todos ellos sofocados y un chimpancé subido a la pizarra, semidesnudo, con su miembro erecto y blandiendo la muleta de la profesora de manera amenazante.
-¡Todos a comisaria! ¡El mono también! -dijo el guarda cabreado.

Había que ver la cara de estupor del inspector Guisasola, cuando vio aterrizar a aquella cuadrilla de chiflados de la biblioteca, acompañando a un chimpancé  borracho.

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***IRIA***

Aquel lunes Danko, mi perro guía, se equivocó de puerta.

Perder la vista te obliga a empezar de nuevo en la vida. Tienes que aprender a vivir habiendo perdido los colores. Tus mejores recuerdos destiñen al envejecer e, irremediablemente, acabas olvidando la capacidad de soñar en tecnicolor. Tienes que aprender a reconciliarte con el reflejo en el espejo que no puedes ver. Y tienes que aprender a mirar la vida.

Cada día, cada mañana, cada despertar, debes reconciliarte contigo mismo; aunque no haya silueta capaz de anunciarte el fin del sueño.
Cada día, a cada hora, a cada instante, debes pelear con una vida que se esconde.

Perder la vista torna el silencio en la más angustiosa de las torturas. Atruena. Se te clava en los tímpanos. Ahoga. Pero perder la vista torna el más bullicioso de los momentos en la más mísera soledad. Te empequeñece. Te aisla. Te exilia.

Aquel lunes Danko, mi pero guía, aún estaba aprendiendo a ver por dos.

En aquella aula no había silencio. No había bullicio. Había voces y había miradas.

Me llegaba la voz pausada, seductora y arrolladora de Agustín. La arrulladora y evocadora de Begoña. La ingenua, improvisada y divertida de Espe. Y la acompasada e inspiradora de Pili. Me imagino a Lander como un titiritero guasón que se divierte a la par que conquista a todos con su inteligencia. La cómica y audaz prosa de Víctor siempre me sorprende y me hace reír mientras que Javier no elude ocasión para burlar a la vida y regalarnos pinceladas de todo lo que ésta le ha enseñado. A veces creo que soy capaz de vislumbrar la sonrisa de Miren gracias a su contagiosa alegría de vivir. Me cuesta seguir el hilo de las palabras que Iria parece tener tanta ansia por contar. Loli, tan seria a veces, tan insinuante otras; y Carmen, con su prosa protesta, que recupera en cada línea que escribe todos esos libros que sus ojos han devorado y le han dejado huella. Aún no sé si Elena es la persona más observadora del mundo o la más imaginativa pero sé que gracias a sus prolijas descripciones y detalles hago mías todas sus escenas.

Y tantos y tantos más.

Nunca están todos los que son, pero doy fe de que son todos los que están.

Aquel lunes Danko, mi perro guía, aprendió la ruta más importante que habría de seguir a partir de entonces.

Cada quince días escucho mientras aprendo de nuevo a mirar; y recupero poco a poco mis sueños y mis colores. Ellos me dejan escucharles mientras escriben de ciencia ficción, de su infancia, de sexo, de mentiras, de besugos, de planetas descubiertos y por descubrir, de verdades veladas y de aspiraciones muertas.

Cada quince días regreso a mi casa pensando en qué colores vestirán tantas palabras y si algún día yo sería capaz de pintarlas. Y me acuesto pensando en palabras; palabras que arrastran historias, versos y realidades -propias o ajenas-. Pero lo último que viene a mi cabeza antes de cerrar los ojos a la oscuridad es la risa. Una risa heterogénea, armónica y acompasada, comandada por Itziar. Una risa en grupo de personas tan dispares que me han enseñado que para ver no siempre hace falta mirar.

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***MIREN***

-Hola Elena, ¡qué casualidad¡
-Sí, sí, es la primera vez que vengo.
-Este parque para perros está muy bien, con tantos árboles y tanto verde. ¡Qué bonita tu mascota¡ Pero… ¿qué es? No me aclaro.
-L a verdad, Miren, es que es un bicho raro: mezcla de tigre y pantera. Lo que pasa que al ser cachorrito lo puedo sacar sin problema, no sé qué haré cuando crezca...
-Será un problema, porque no creo que puedas quedártelo en casa.
-Bueno, vamos a pasear un poco a ver qué hace con mi perro, ¿cómo se llama?
-Le puse «Panti», por la mezcla de los dos animales, ¿qué te parece?
-Original, a ver qué hace mi perro, que es un poco revoltoso, ¡ah! Se llama Sugus a pesar de su tamaño y una dulzura regular.

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-Oye, ¿de verdad te llamas Panti?
-Sí, chico, mi dueña, que es así. Se porta muy bien conmigo, aunque tengo muchas tentaciones de pegarle un buen mordisco, no creas.
-Yo de momento, me aguantaría, mírame, vivo como un rey, como dos veces al día, damos paseos geniales por el monte  y lo cierto es que le tengo mucho cariño.
-Ya, pero yo soy de naturaleza salvaje y mi instinto me puede.
-Es que estos humanos, son la monda, ¿por qué no podía coger un perro como todo el mundo?
-Yo creo que le di pena; cachorrito despistado, nadie me adoptaría. Ahora, eso sí, mi mayor deseo es conocer la selva y mi entorno natural; ¿tú crees que iré algún día?
-Supongo que tendrán que llevarte, porque pasear, lo que se dice pasear, no es lo tuyo.
-Es que es ver carne en movimiento y me entran unas ganas de morder que hasta te mordería a ti.
-Oye, oye, no te pases que me pongo a ladrarte y del susto se te pasa el hambre.
-Bueno, no pienso morderte, de momento...
-¡Bien, ya me sueltan! Me voy a correr un rato.
-A mí por si acaso, no, así que ¡hala, que lo disfrutes!


martes, 6 de junio de 2017

SINERGIA: AITOR ESPIE SANCHEZ - ILUSTRADOR

Ilustración: AITOR ESPIE SANCHEZ - "Sueños de espuma". 

El 24 de marzo tuvimos la suerte de contar en clase con la presencia de un ilustrador al que admiro y que, amablemente y con todo su buen rollo, se apuntó a mi locura sin saber muy bien a qué venía.
Aitor Espie es un irundarra que dibuja auténticas maravillas, sugerentes y divertidas, melancólicas y reflexivas. Humor gráfico, ilustrador y dibujante, aquí tenéis su blog para que sigáis su estupendo trabajo: Garabatos en el cuaderno. 

Y aquí, como siempre, los ejercicios que se escribieron a contrarreloj en clase. ¡Valientes! Que son unos valientes...

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Mikel, aunque un poco travieso, siempre ha sido un niño encantador. Su preciosa melena azul nos hace recordar las pequeñas olas de ese mar que él tanto ama, sus ojitos azules y vivarachos nos invitan a soñar con las profundidades de su querido mar; y, qué decir de su sonrisa…. La alegría de nuestros días. 
Cada día, cuando termina sus clases, se acerca hasta la playa para jugar con las olas meciendo su pequeño barquito de papel. Su ama, cuando llega a casa, siempre le regaña porque tiene los oídos muy delicados de pasar tantas y tantas horas en el agua.
Al final, hace dos semanas, pasó lo que tenía que pasar, y ahora Mikel está en la cama con una terrible otitis. (Asun)

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Remando las olas
Melisa era una joven un poco lunática y bastante soñadora. Hacía cosas extrañas según los demás; le gustaba ir a la playa que estaba detrás de su casa, cuando no había nadie. El contacto de sus pies descalzos con la arena le removían algo por dentro, como si le subiera una energía interior.
Sólo tenía que cerrar los ojos y su cuerpo se ponía a bailar, extendía los brazos y como si fueran remos navegaba sobre el viento; giraba y giraba dando vueltas hasta caer rendida y mareada sobre el manto de arena.
Una tarde dió tantas vueltas sobre si misma que perdió la noción de la realidad. Cuando recuperó la estabilidad levantó la cabeza y sus ojos verde mar se confundieron con el agua. A lo lejos creyó ver un velero: no lucía velas, ni tenía consistencia, parecía frágil como los barcos de papel que tanto le gustaba construir de pequeña. Se frotó los ojos, pensó que era producto de su imaginación. Según se fue acercando lo pudo ver con más nitidez. Era grande y su cubierta estaba pintada en azul. Sin pensarlo se lanzó al agua, nadó con fuerza hasta alcanzarlo.
Del barco colgaban unas escaleras de cuerda, subió por ellas; una vez en cubierta no vió a nadie. Encontró una caja con varios instrumentos de navegación y una hoja de instrucciones: El inicio de la hoja decía asi: Capitana Melisa, bienvenida a bordo; que esa línea que ves al fondo no te limite, el barco más frágil puede llegar muy lejos, navega siempre a favor del viento; no tengas prisa, observa y maravíllate de lo que ves, solo depende de ti aprender a sortear las olas. (Mª Jesús)
***
Mi melena azul es como un mar encrespado zarandeado por el viento.
Sueño que navego en un barquito de papel y vuelo en el frío, helada, con el corazón ardiendo.

 (Javíer)

***
CUANDO DE VERDAD SE QUIERE
La peluquera se quedó sorprendida cuando le pedí que me tiñera el pelo de azul. Insistí. Lo necesitaba.
Mi padre no había podido de arreglar la lancha. Cientos de horas de proyecto inacabado. Mientras colocaba el biturbopropulsor al motor de mi regalo, le dio un calambre y de repente desapareció de mi vista. Pulgarcito me llamaba desde el suelo.
Él quería navegar conmigo. Le hice un barquito de papel y me solté la melena al viento. (Pili)

***
Últimamente conseguía evadirse del infierno de clase echándose a la mar en un endeble barco de papel hecho con las páginas centrales de los periódicos de su padre que los domingos robaba a escondidas cuando él estaba durmiendo la siesta. Era pequeña, como su madre. Nació antes de tiempo y sin embargo siempre llegaba tarde a todo. Incluso a crecer. Creía tener amigas, aunque en eso tenía que reconocer que se engañaba. Las que decían serlo eran crueles con ella. La llamaban ‘pitufina’ a sus espaldas, y eso le hacía daño; aunque no tanto como cuando los chicos de su clase lo transformaban en un insulto y aprovechaban cualquier tropiezo con ella para, disfrazándolo de carraspeo o estornudo, espetárselo a su paso. (Agustín)

***


Ilustración: AITOR ESPIE SANCHEZ "La niña que me pintaba los sueños".

Tras la cena, Patxi se sentó en el sofá y continúo con la lectura de su libro sobre los sueños y su interpretación. Poco a poco el sueño se fue apoderando de su cansado cerebro y, de una manera casi inconsciente, se quitó las gafas, se hundió en el sofá,  puso el libro sobre su regazo, y… claro, empezó a soñar. En sus sueños apareció, casi de inmediato, su pequeña hija Joana. Joana dibujaba el sol, corazoncitos, se dibujaba ella misma, también –como no- a su hermanito Urko. Patxi dormía, soñaba, sonreía… No necesitaba de Freud para interpretar su sueño: era la felicidad de ver crecer a sus pequeños. Cuando el ruido del televisor despertó a Patxi… ¡Joana había pintado toda la pared de la sala! 
(Asun)


Pillada infraganti
Marta era una niña muy lista. Siempre había tenido tentación de pintar en la pared, pero claro eso estaba prohibido. Las cuartillas junto con las ceras que le ponía su madre en la mesa, las rompía después de terminadas sus obras y acababan esparcidas por el suelo.
Aquella tarde se quedó al cuidado de papá.
- ¡Papi leéme un cuento!
- Si, como no mi amor. Te leeré el de la Bella Durmiente.
- Vale.
A los cinco minutos.
-Papi, sigue, ¿porqué te paras?
-Ay, lo siento. ¡Estoy tan cansado! Déjame dormir un ratito y más tarde prometo leértelo entero, no uno, sino todos los que quieras.
-¿De veras?
Al rato, -fiu, brr, fiu, brr...
Esta es la mía -pensó Marta-, toda la pared para mí. Cuando estaba de lleno en la faena pintando como una obsesa, oyó la puerta de la calle.
- ¡Ya estoy en casa!

***
Un libro, lo ojeo sentado en el sofá, me caigo de sueño,lo apoyo sobre mi corazón y duermo. Su ligerapresión reactiva mi soñar y surge mi sueño perfecto: Mi hija, que tanto deseé, embadurna la pared de monigotes, probable fruto de mi transmisión genética.

Esta es la parte de mi sueño deseado, pero el soporte sobre el que se asienta es algo muy distinto: Un gran río me lleva y me zarandea. 

Cuando despierto, veo un enorme charquito al pie del sofá. Mi río soñado era real y ahora se muestra convertido en un gran lago de baba. (Javier)


***
La soñé cientos de veces. Pintarrajeando mis sesos. La soñé cada vez que me quedaba dormido en el sofá. Y aterrizó en mi vida.
La invitaba a imitarme dándole cuadernos y rotuladores. Ya no tenía que soñarla. Su presencia, un relax que un día, despertó con sus gritos. Con su dedo, manchado al parecer de chocolate, señalaba hacia una muñeca pintada en la pared.
—¡Aita!¡Caca!
(Pili)

***

‘Shhhhh!’ ‘Tengo que apretar más suave la tiza, si no voy a despertar a mi aita y no podré seguir pintando sus sueños’; se dice María poniéndose de puntillas con esfuerzo para alcanzar a pintar de azul cielo el pelo de su ama. ‘La próxima vez, antes de que se duerma, le tengo que decir que se acueste en el suelo. Es que sueña tan alto que no llego.’ María revuelve sus pinturas escogiendo meticulosamente el color. Sus dedos pequeños se afanan en agarrar las pinturas elegidas, las pasea por el aire, trazando líneas imaginarias de color, pintando la respiración cansada de su padre que, irremediablemente, ha acabado por quedarse dormido en el sofá. (Agustín)

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miércoles, 24 de mayo de 2017

De ladrones y monólogos interiores...

De la red. "Monólogo interior"

¡Hola! ¿Os apetece leer unos cuantos monólogos interiores? ¿Que qué son? El monólogo interior es una técnica literaria con la que se reproduce en primera persona el pensamiento de un personaje, como si fuera su conciencia. Divertido e interesante trabajarlo. 
¿Lo habéis probado?

Ahora imaginad que os propongo un robo de algo absurdo y os hago escribir justo en el momento en que os descubren. 
Leed, leed el discurrir de una parte de la clase. ¡No tiene desperdicio! Claro que... robar una caja de condones en sí, a día de hoy, tampoco lo tiene. ¡Qué valientes son! ¡Y cómo se salen a veces de lo que les pido, porque su imaginación les lleva...!

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***VÍCTOR***

La Gran Idea

Las vueltas que da la vida, ¿verdad, Víctor? Quién iba a predecir que aquella chiquillada inocente, robar una triste caja de condones, habría de tener estas consecuencias. Claro que igual el desencadenante no fue el robo en sí, sino la posterior sesión del taller de literatura creativa. Solo a un genio de las finanzas como tú se le habría podido ocurrir esta Gran Idea Empresarial. En Bidasoa Activa se van a morder los hue... Y todo surgió simplemente mezclando el robo de una caja de condones con los condones de chocolate que se mencionaron en el taller de literatura, qué cosa tan tonta. El mundo se postrará a tus pies, querido Víctor, cuando se ponga en marcha tu proyecto industrial, cuando todos sepan que ha nacido una nueva empresa en Irún, la fábrica definitiva, la fábrica que acabará con el paro en la comarca del Txingudi, la fábrica de la que todos hablarán durante años: "Condones Elgorriaga".

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***ODEI***

Seré bobo, me han pillado. ¡Seguro además! Cógelo, entra y cógelo que no pasa nada, Pepito no se entera, con esas gafas de culo de vaso no ve nada. Quién me habrá mandado hacerles caso, ¡a mí! Si yo nunca he robado. Maldita presión de grupo. Que es muy fácil, ¡sí! para ellos que llevan toda la vida en eso, tienen el máster hecho y encima les importa un pepino que les pillen pero a mí que soy el hijo del alcalde. Ay cuando se entere mi padre, Ay la bronca y la vergüenza. ¡Menuda vergüenza!
Se enterará todo el mundo, no podré ingresar en la universidad, me tacharán de ladrón, sin bodas de alto standing, sin llaves especiales, sin nada, sin futuro. Adiós a mi carrera: lo único que podré hacer será algo artístico, como si lo artístico pudiera mantener mi  nivel de vida, un pordiosero, un perro flauta, escritor de mala muerte, músico sin vocación relleno de guitarra en los conciertos POP cursi, pintor de brocha gorda ni idea de cómo son las finas. ¡Adiós, adiós a mi carrera y presidencia del estado! ¡Yo que iba a ser el triunfador de la familia! Alcalde como mi padre, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo y el primer presidente de la saga, salvador de la patria putrefacta de ladrones pordioseros. Ahora yo soy el ladrón, un ladrón pordiosero más.

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***LOLA***

¿Bueno….y esta lerda que querrá ahora?... ¡No pretenderá que le vaya a hacer caso!
Ésta imbécil no sabe con quién está hablando. No sabe que si a mí me da la gana de coger algo de su asquerosa tienda pues lo cojo y listo.
Yo puedo hacer y hago lo que me da la gana.  Debería estar agradecida de que haya puesto mis pies en su negocio.
Como se ponga tonta le doy una hostia que la reviento.
 Qué pena no llevar una pistola encima, se iba a enterar.
Igual debería hacerme con una y llevarla siempre en el bolso. Tendré que preguntarle a Pedro cómo se podría conseguir. Pero anda que ese inútil no tendrá ni idea, tendré que ocuparme yo personalmente, como siempre.
En fin ni caso. Yo a lo mío. Salgo de este sitio y ni le miro a la cara, que como me dé la vuelta no sé lo que le puedo hacer.
 Tengo prisa. Igual averiguo dónde comprar una pistola. Pues sí, eso es, voy a buscar un arma, que ya me está haciendo falta.

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***ANTXON***

Me ha pillado, ¿cómo seguirá esto? ¿Llamará a la policía? ¿A mis padres? ¡Ojalá sea a mis padres! Si siempre te has portado bien, Imanol, hijo, ¡qué disgusto! Que se jodan, que vean que ya estoy harto de seguir las normas, que se jodan seis veces, una por cada condón de la caja que he mangado. Además hoy he roto el boletín de notas, todas de sobresaliente, la risa que me entra, ¡qué risa! Ahora que se calle este tío de blanco, que abre y abre la boca, que haga lo que le dé la gana, no me importa, a ver si al final le voy a echar el estante de los condones al suelo, que no os enteráis, ni los farmacéuticos, ni los profesores ni por supuesto mis padres, ¿habéis leído a Freud? Pues yo sí, a mi edad, sí, y aunque parezca increíble he pillado algo, todavía le voy a soltar una patada en los huevos al fantasma este si no se calla y no me suelta del brazo. Que sí, que el barbudo austríaco sonreiría al verme así y confirmaría una vez más sus teorías, que no hay casualidad en nuestras elecciones, no, no es de extrañar que hace dos días tuviera una mañana entera de educación sexual, y yo mirándole todo el rato a la distante Carla, ¡qué cuerpo, por Dios! esa sí que me educaría, Carla estos condones son para nosotros dos, ¿no es romántico? pero ¿no es demasiado previsor? Muy bien hecho hijo, así evitarás embarazos no deseados y posible infecciones, a la mierda mamá, que me dejen de educación y de notas y de mamarrachadas, lo que yo necesito es echar un polvo, ¿es que no lo veis? Toma patada, farmacéutico, por pelma, ¡Cómo te doblas, tío! ¡Vaya flexibilidad!
(19 líneas)

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***LANDER***

Odio las colas cuando sólo tengo que comprar una cosa, y más si son condones, entre panes, penes...mis penes de látex. Y qué calor que hace, qué humedad, qué lubricidad en el ambiente y cómo suda el chaval de delante, parece que viene de hacer deporte. Se parece con esa espalda a David. David con sus dieciséis años junto a mí, con trece. Los dos mirando los condones de la farmacia que antes ocupaba lo que ahora es la sección de congelados del Eroski. ¡Uff! Lo recuerdo y entre el sudor, la calor y esa espalda futbolista, mi rabete se pone tieso.

            Aquella tarde mirando los profilácticos también me empalmé, mira que soy tonto que todavía se me pone el corazón a mil. Si todavía puedo escuchar la voz de David susurrando “a que no te llevas unos”, y el “a que no hay cojones…”  todo el mundo sabe que es lo mejor que se le puede decir a un adolescente para que se decida a hacer algo, por muy estúpido que sea.  Además la adolescencia está para pensar con la polla, para sudar y gemir, y vomitar hormonas. Y está para correr y perder el aliento. Y cuando no te queda más aire que respirar notas la mano de tu compañero que con más fondo que tú decide tirar para que conseguir el trofeo, nuestro trofeo no  caiga en saco roto.


            Te tiras sobre la hierba del baluarte de la reina y el limaco no te deja ni parpadear, el latido estallando en tus orejas, y flores blancas reflejadas en el interior de los párpados. Y cuando decido que puedo volver a ver el cielo azul, sus labios son mis labios, y su lengua rompe el murmullo para convertirlo en el silencio del primer beso. Y su cremallera acaba abriéndose en el grito de mi primer gemido. Doloroso  y jodidamente bello. Como su sonrisa, como esta cola de supermercado. Sí, cajera, estos son mis condones, y los he comprado. Aunque si siempre fuese igual, si viniesen con David volvería a robarlos; pero los primeros besos no se venden en la sección de congelados.

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lunes, 6 de marzo de 2017

PLANETAS

De la red.
¡Hola de nuevo a todos!
La verdad es que cuando pienso en este ejercicio, alucino con lo valientes que fueron los alumnos para llevarlo a cabo, porque no había por dónde cogerlo. Empecé a dar pautas, me fui viniendo arriba y llegué a un planeta donde debían encontrarse con un famoso. Tenía que ser un viaje del que no iban a regresar y bueno, ¡si es que cada vez que lo pienso me llevo las manos a la cabeza!

Resumiendo. Al igual que el niño de esta foto, los escritores del #CBA cogieron papel y boli en sus casas y me presentaron estos fantásticos textos.

Os animo a leerles.
Merecen mucho la pena.
Está más que claro que la imaginación es un cielo infinito. Totalmente ilimitado. Disfrutadles.

Besazos.

pd. por cierto, hoy es lunes y toca clase. A partir de las 19h, ¡más! ¡Qué ganas!

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***ELENA***

EL PLANETA DE LOS HUIDOS

Duros y ardorosos años de trabajo físico y mental iban a ver hoy el desenlace, yo iba a ser la primera mujer astronauta en ver el cielo desde Orión. Mientras se preparaba el despegue me sentía como el protagonista de aquella famosa canción, capitán de mi nave dispuesta a perderme en otra dimensión.  Los dos mil millones de años luz que me separaban de mi destino se pasaron entre las estrofas de esa canción, vi morir la luz de Venus y pasé horas y horas jugando al póker en mi ordenador. El único verso que saltaba persistentemente cada vez que sonaba era ese que dice que las llamadas a la Tierra no tenían  contestación. Respiraba tranquila cada vez que las comunicaciones con la estación espacial tenían respuesta.

En mi preparación antes del viaje intergaláctico se había hecho mucho hincapié en las horas de soledad que iba a tener que soportar, así que mis alforjas espaciales iban cargadas de libros cientos de canciones  y miles y miles de folios en blanco y bolis Bic azules. Las observaciones de mi estudio me iban a dejar mucho tiempo muerto que estaba dispuesta a invertir en acabar mi octava novela. El planeta de destino no estaba habitado y el único motivo de la misión era analizar el agua que allí había.

Día 1: aterrizo sin contratiempos.
          Mensaje de la estación: recibido, a la espera de nuevas comunicaciones
Me dispongo al primer paseo por el desolado planeta que va ser ahora mi hogar. Escafandra y oxigeno listo y piso tierra. Mis ojos se acostumbran a esa azulada oscuridad, mi cuerpo a la ingravidez y mi mente a la soledad. La vista es realmente maravillosa, las estrellas se podrían rozar con la punta de los dedos, y allí en el horizonte diviso algo totalmente inaudito, no puede ser o sí. Quizá la soledad empieza a pasarme factura, ¿me estaré volviendo loca?, ¿un espejismo?, ¿un oasis en medio del desierto estelar? Es una réplica exacta pero a menor escala del Coliseo Romano. Entro por la puerta de los gladiadores, por la de los condenados a morir matando. Pero en la arena no hay ni ballenas, ni osos ni mucho menos tigres hambrientos de sangre. Allí en medio del anfiteatro me encuentro con un inmenso jacuzzi rodeado del vaho propio de unas aguas calientes. El ruido del relajante borboteo se ve interrumpido por una voz que se me quiere hacer conocida
¡hombre! Bienvenida, tenemos a otra Huida, chicos ya somos uno más_ bramó desde el jacuzzi.
No doy crédito, es Gil y Gil, Jesús Gil y Gil en bañador, nada favorecedor todo hay que decirlo. Este hombre lleva más de una década muerto, mi mente confusa no consigue centrarse en lo que ve ni en lo que oye.
Y entonces_ siguió diciendo_ ¿qué te ha hecho a ti huir?, ¿drogas?, ¿malversación de fondos?, ¿cohecho?, ¿en qué te han pillado? Ya puedes estar tranquila que hasta aquí no ha venido nunca nadie a buscarnos
Empecé a reaccionar. ¿Buscarnos?, ¿pero es que hay más gente aquí?, pensé.
Como si mis pensamientos los hubiera dicho en voz alta, tuve la respuesta. Miré a las gradas y vi varios rostros conocidos. Allí estaba Elvis con su tupé intacto moviendo esas caderas tan sensuales mientras metía la mano por el bajo del vestido blanco de Marilyn. En otra grada miraba celoso John F. Kennedy acariciando la cabecita de Layka, la perrita astronauta que no regresó de su misión.
Un olor a puro me hizo girar la cabeza hacia la izquierda, no podía ser de otra manera lógicamente, allí estaba Fidel, con su eterno chándal y su gorra al estilo del Che.
Gil seguía bramando soez desde el jacuzzi, me invitaba a quitarme mi traje espacial y meterme con él en el agua.
Ven conmigo nena, Rita se está cambiando, acabo de abrir una botellita de Moet para celebrar su llegada, ella aún se está instalando, no hace ni un mes que está por aquí.
¿Rita?, creo que solo puede ser… efectivamente, ahí estaba la exalcaldesa de Valencia quitándose el albornoz y recibiendo la copa que le ofrecía Gil.
¿agua o champán?, desde luego mi estancia en soledad iba a ser mucho más productiva de lo que pensaba. Retiré la escafandra y me senté entre Kennedy y Laika.

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***LOLA***

OTRO PLANETA

Me despierto en una extraña estancia que no puedo reconocer. Al abrir mis ojos una insólita luz de dos colores caldea la piel de mi cara. Me levanto y me asomo por la ventana y contemplo ante mí la imponente Iglesia de La Sagrada Familia de Barcelona, pero se encuentra suspendida en el aire, como flotando.
- ¿Dónde estoy? ¿Estoy soñando? – grito con voz ahogada, cuando veo acercarse hacia mí la silueta de un hombre mayor que no me resulta del todo desconocido.
-Hola, buenos días, no te asustes. Soy Leonardo Da Vinci y puedo contestar a todas tus preguntas.- Yo no salgo de mi asombro y no puedo ni preguntar.
- Estamos en un planeta llamado Meloon, es muy pequeño y dista muchas galaxias de tu planeta Tierra. Ambos son muy parecidos, solo que éste tiene forma de melón y es muy, muy  pequeño. Sus habitantes, los meloonitas, son especiales,  carecen de gula, por lo que aquí, en general son longevos, la obesidad es infrecuente, casi todos tienen una buena forma física, pues también hacen ejercicio y sobre todo confieren mucha importancia a la felicidad. A mí me han encargado que termine la obra de la Sagrada Familia, llevo  tiempo y estoy encantado. Aquí ya me consideran de los suyos. El lema de los meloonitas es: ¨ Aprende y enseña, pero de forma creativa.¨ Totalmente de acuerdo con ellos.
-Tu llegada me sorprende, al  igual que otras visitas, un tanto inquietantes, que se han producido últimamente. Hace unos meses llegó un negro alto, con el pelo rojo, un tal Rocko, que al principio solo quería pescar, pero ahora se ha destapado como un virtuoso pintor. Su profesora es Frida Kahlo y acude todos los días, muy  aplicado  a sus clases.-
-Al poco llegó una matrona nazi, nos dijo que quería ser escritora y le pusieron de tutoras a las hermanas Brontë. No sabes cómo protestó, no entendimos nunca porque, pero ahora escribe unas obras de teatro, que nadie quiere perderse, aunque eso sí hay que llevar un paquete de pañuelos, pues todos  salen llorando. Se ha ganado el cariñoso apodo de ¨Maria, la tierna.¨ Creo que están pensando entre las tres hacer una versión actualizada de Jane Eyre. Y además, curiosamente, todos los viernes por la tarde dirige un taller muy interesante, sobre sexualidad madura para la tercera edad. Ni te imaginas el éxito que tiene. Dice, que cuando vuelva a la Tierra, les hará ese pequeño obsequio a sus queridos padres.-
-Enseguida nos aterrizó, bueno nos meloonizó, una vieja loca obsesionada con robar cajas de preservativos y no paraba de decir que necesitaba una pistola. La verdad que nos dio miedo y la reenviamos para su planeta. Estaba como una cabra.-
-También nos vino una mujer muy alta, contando, a carcajadas, una larga historia de un balcón. Hizo que muchos meloonitas se aficionaran al baloncesto y da unas clases muy creativas de escritura, pero no sé por qué diablos, siempre lo hace desde un balcón y  con una ropa un tanto inapropiada. La calle se llena  de ávidos alumnos, que la valoran como una de las más competentes.-
-Entre todos arribados, así mismo, conocimos a una tal Ali, que nos confesó un viejo trauma, de cuando de jovencita, había viajado al extranjero para ejercer de niñera. La pobre nos dio mucha pena y la pusimos en manos de nuestros mejores terapeutas. En la actualidad ha superado todas esas angustias del pasado. Pero, no sé muy bien por que motivo ha cambiado de profesión. Es una afamada tele operadora de una línea erótica, que gana muchísimo dinero, sobre todo cuando hace el papel, que ella ha titulado ¨ la niñera malvada y picarona¨. Una mujer, con una voz muy femenina y por lo visto sugerente, pero que nos dejó enseguida pues echaba de menos a su hijita.-
Boquiabierta, le pregunto: Y ¿yo que hago aquí? Leonardo con gesto fraternal y atusándose la barba me contesta: Pues por alguna extraña razón, tú también estas aquí, así que tendremos que pensar que hacer contigo. Ahora descansa un rato.
 Pero antes de salir de la habitación, de manera dubitativa, me pregunta, mirándome fijamente: Oye… ¿tú no conocerás a un chico, que de niño atesoró unos hermosos cristales de brillantes colores?...que luego se hizo mayor y está triste por haberlos perdido. Me gustaría explicarle que ya no los necesita porque él ya es brillante por sí mismo .Si le conoces y coincides con él dile que le esperamos.
 Y sus pequeños ojos de viejo se entornaron ligeramente.

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***ODEI***

Plutón
Día 3468 de aproximación al cuerpo gravitatorio.
Máxima aproximación antes del aterrizaje.
Se ve el planeta totalmente rodeado por un gran cinturón de piedra. Se decide aterrizar cerca del cinturón por motivos exploratorios.
Según los estudios del analista Harper el gran cinturón de piedra no es otra cosa que “La Gran Muralla China”.
—¡Cómo que La Gran Muralla China!¡Eso es totalmente imposible!¡HARPER!¡HARPER!
—Señor como lo oye, sé que es el día 3468 pero ni nos hemos fumado nada ni carecemos de oxígeno. Es La Gran Muralla China o mejor dicho La Gran Muralla Plutoniana. Procedemos al aterrizaje, próximo contacto a las 00:00 del día 3469. Corto y cambio.
Día 3469 de aproximación al cuerpo gravitatorio. Desde hoy en adelante.
Día 0 Exploratorio:
Después de aterrizar nos disponemos a estudiar “La Gran Muralla Plutoniana”, no parece haber vida en los alrededores. Únicamente es un conjunto de piedras y torres de vigilancia.
Día 1 Exploratorio:
Segundo día de exploración alrededor de la muralla. Todo marcha sin novedades hasta el final del día cuando se aprecia movimiento en la sección 8 parcela 16 de la Línea Plutoniana. Nos acercamos con la máxima cautela y discreción.
Día 2 Exploratorio:
—¡Alto ahí!
—Hola señores.
—¡Tú! ¡Tú! ¡Eres Jackie Chan!
—Somos Jackie Chan, yo y todos mis hermanos.
—¡Expedición responda! ¡Qué sucede! ¡Responda!
—Nada Houston, sólo que delante nuestro tenemos unos mil Jackie Chan haciendo piruetas, acrobacias y equilibrismo. Parecen de goma ¡NO! ¡NO! ¡SON DE GOMA!
—¡HARPER! ¡HARPER!
—Tranquilícese Houston, por fin se ha podido probar uno de los grandes misterios de la humanidad, Jackie Chan es extraterrestre. Corto y cierro.

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***VÍCTOR***

CONTRABANDO SUICIDA
Bienvenido al planeta Fitness-3, señor... Karra, Karra Elejalde. Como habrá podido comprobar desde la ventanilla del trasbordador espacial, el planeta Fitness-3 es una réplica exacta de la Tierra; con sus 5 continentes, sus 7 mares, sus cordilleras, sus ríos y sí, aquí también tenemos nuestras Pirámides de Egipto, nuestra Torre Eiffel, todo igual que en la Tierra. Lo único que nos diferencia es que en nuestro planeta no existe la gula. Tras décadas de investigación los científicos de Fitness-3 consiguieron aislar y anular el gen causante de la insatisfacción humana. No verá en nuestro planeta ni una sola persona obesa. Todo el mundo come solo la ración alimenticia que su cuerpo necesita, ni un gramo más. Sí, bueno, siempre que se altera la genética se produce algún efecto secundario, y es que suprimido el gen de la gula se anuló también el gen de la libido, ya sabe usted, las ganas de... vamos, que aquí nadie tiene interés en el sexo. Podemos decir con orgullo que en Fitness-3 todos los niños son sanos niños-probeta.
            Uno termina acostumbrándose a la vida en castidad y al cóctel de pastillas vitaminadas que constituyen toda nuestra dieta. Comprenderá, señor Karra, las férreas medidas de seguridad que tenemos en las aduanas, y más ahora en Navidad, porque el más mínimo contacto con un alimento proveniente de la Tierra nos despertaría el gen de la gula y volveríamos al desenfreno más absoluto, como en los viejos tiempos terrícolas. Y ahora, señor Karra Elejalde, si es tan amable de colocar su maleta en la cinta del detector... Gracias, todo correcto, que tenga una buena estancia en Fitness-3.

            ¡Ja, pringaos! Se os acabaron los remilgos de niñatos guapitos y puritanos. Tanta medida de seguridad y tanta campaña preventiva y no habéis sido capaces de detectar la sorpresita que yo, Karra Elejande, llevo adosada al cuerpo: este cinturón, este mortífero cinturón confeccionado con paquetes de... ¡La gula del norte! ¡La auténtica!

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***ANTXON***

EN OTRO PLANETA
Era un recién llegado a Gliese 581g. Me habían asignado a la colonia 212, en el ecuador de planeta, en la zona de luz y sombra. La mayoría de la población era originaria del Punjab, e iban ya por la tercera generación. Emigraron por fuerza, debido a la larga 3ª Guerra India y a la superpoblación. En mi caso fue por un encargo del gobierno, de la sección de asuntos interestelares. Veinte años luz por la promoción a comisario jefe. Menos mal a la suspensión vital inventada por L. Pauling y al desarrollo de motores de iones, el viaje se hacía en 2 años biológicos. El caso es que tenía que buscar a un tal George Clooney, bisnieto de un famoso actor de cine de finales del siglo XX, quien estaba organizando sindicatos y soliviantando a la población para conseguir mayores cotas de autonomía – y quién sabe si la independencia-  de la colonia planetaria.
George Clooney llevaba fama de hombre irresistiblemente sexy, como su bisabuelo. Eso le vendría bien en la tierra, pero no en Gliese 581 g. Debido a la pobre concentración de oxígeno en el aire, la libido era muy baja y la lujuria no se consideraba un pecado, sino una cualidad, ya que la población se estaba estancando y envejeciendo irremisiblemente. De hecho había un programa del gobierno para acabar con la desgana reproductiva de la población, y, por ejemplo, programaban dos películas pornográficas por cada una de ficción.
Estaba alojado en el hotel Taj Majal, un remedo del original, que al menos contaba con habitaciones con oxigenación decreciente, de tal manera que los nuevos visitantes pudieran adaptarse al ambiente del planeta. Desde mi habitación contemplaba la ciudad, abigarrada bajo un cielo de claroscuro, y más allá las chimeneas de las minas de silicio, donde el guapo Clooney carcomía la solidez del estado y horadaba sus cimientos. Confié en que pronto lo cazaría y lo llevaría de vuelta al sitio de donde nunca debió haber salido.


(23 líneas, una más una menos).

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