lunes, 13 de febrero de 2017

Rocko y el Puente Avenida

Puente Santiago en Irún #PuenteALaCultura (de la red)

¡Hola de nuevo!

Después de unas cuantas clases, el grupo va cogiendo la dinámica y empieza a jugar. Tanto, que a la hora de crear un personaje entre todos, deciden ponérselo difícil ellos solitos. ¿Y qué hago yo? Reírme, en primer lugar, y ubicar la escena en un entorno que todos conocemos, para continuar: el puente de la Avenida, o puente Santiago de Irún. 

Nuestro protagonista: Rocko, un alto y delgado negro pelirrojo con tres mujeres llamadas, Zuma, Pulpa y Naranja. ¿En serio? Sí. Muy en serio. Le abdujeron los extraterrestres, es impotente, viste siempre de blanco... Cositas muy normales, ¿no os parece?

La creatividad no tiene límites

Me encanta que el espíritu del juego se apodere de ellos, porque de eso se trata, de escribir, de contar historias que surjan de la nada y acaben convirtiéndose en relatos. 

¡Que los disfrutéis!

pd. No están todos los que son, pero poco a poco, espero incluir textos de todos toditos todos los alumnos del taller. 

Grazie a tutti! Yo soy fan de su creatividad. Lean, lean...

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***ANTXON***

Una luna rechoncha se asomaba desde lo alto de un palio oscuro e iluminaba los islotes de Irukanale y Santiagoaurre. Rocko, de pie en el pequeño puente que cruzaba el canal, inspiraba el aire nocturno, que llevaba a sus pulmones el aroma del pan proveniente de la cercana fábrica de tostadas Recondo. Evocó a su madre haciendo tortas de mijo en Ngaparau, frente al mar. “¡Aléjate de la mujer seca!” le advirtió en numerosas ocasiones, pero el amor había podido más que las palabras sabias. ¡Qué lejos quedaba Senegal y cuánto lo echaba de menos!
La figura de Rocko, todo vestido de blanco, era como una aparición en la soledad de aquel entorno. La madrugada era heladora y no andaba ni un alma. Si algún vecino insomne hubiera estado paseando a su perro, hubiera visto cómo un negro muy alto levantaba lo que parecía ser una gallina, que aleteaba y se revolvía, y se hubiera alarmado al ver cómo aquella figura delgadísima sacaba de su blanco pantalón un cuchillo que daba relumbrones como un faro y cómo cercenaba con él la cabeza del ave. Hubiera oído una letanía incomprensible para sus oídos blancos, de la que tal vez solo hubiera podido distinguir dos palabras: Naranja y Fanta.
Pero Rocko no había enloquecido; solamente practicaba sus viejas creencias animistas. Pedía a la noche y a los espíritus de sus antepasados que la sangre volviera a su bite, y la reanimara aunque fuese solo una vez cada luna llena para que así pudiera hacerle un bebé a su tercera y más joven esposa, la dulce Naranja Niang. Y si tras los nueve meses venía una niña la llamaría Fanta y si era niño Senegal, como su amada y lejana tierra.

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***ELENA***

ROCKO 001

Imaginemos una pelota de tierra y agua flotando en el espacio, así es como nos ven los habitantes de Orión, nuestros estelares vecinos más cercanos. Puestos a imaginar, imaginemos como esa bola mojada se va acercando a nosotros. Bueno o quizá sea nuestra nave la que se va aproximando kilómetro luz a kilómetro luz. Años de investigación interestelar han concluido con la construcción de un cohete que ahora mismo se encamina a La Tierra. Sus pasajeros Rockison 657 y Rockison 658 tienen el futuro de la especie en sus manos.

Sigamos imaginando, estos dos entes naranjas y negros empiezan a reconocer las formas terrestres, un río que divide dos ciudades y un puente que lo cruza. Entre pitidos, humos y vapores la nave toma tierra. Piiiiiiiiiiiiiiiiiiii…………. Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…………………. Ahora la nave no es mayor que el tamaño de un mechero y zas! Al bolsillo de Rockison 657 (sabios Orioneses que han encontrado la solución al grave problema del aparcamiento, el Nobel se quedaría corto para premiar este brillante invento). Agazapados esperan a su presa que como cada mañana cruza el primero el puente.

Rocko se levantó temprano, muy temprano. Nada diferencia esta mañana de cualquier otra, quizá más fría que las de la semana anterior, más húmeda y más oscura. Su trabajo en la fábrica de papel le obliga a cruzar el puente que divide la ciudad. Aún no ha amanecido y con un triste café revoloteando en un estómago, Rocko es el primero en cruzar el puente.

Justo en mitad del puente se cruzan nuestros tres protagonistas y de nuevo un agudo piiiiiiiiiiiiiii convierte la nave-mechero en un potente cohete que ya ha puesto rumbo de nuevo a Orión. Rocko sin posibilidad de reacción y en el tiempo en el que se cierran los ojos por un estornudo se ve sentado en un trono construido con cemento de estrellas rodeado de 658 pequeños seres hechos a su imagen y semejanza pero a una escala de 1:100 llamándole papá.

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***Mª JESÚS B.***

Rocko
 
Desde que llegara a España Rocko sentía que el suelo temblaba bajo sus pies, se debatía entre sus múltiples contradicciones, había dejado su pais para comenzar una nueva vida, aunque en realidad solo habia cambiado de paisaje. Su cerebro seguía siendo senegalés, su cuerpo se movía dentro de otra realidad distinta que le costaba aceptar.
Mintió a las autoridades, diciendo que sus dos de sus tres esposas eran hermanas de su primera mujer. Ellas habían aceptado esa proposición para poder entrar en el pais; transcurrido el tiempo y las dificultades, se fueron percatando de que era humillante para ellas depender de él y de las migajas que les daba.

Fue perdiendo peso y se volvió apático, creía poder reproducir una vida que ya pertenecía al pasado.
Con estudios, su aspecto todavía joven joven le daban apariencia de modernidad, pero en su fuero interno sabía que era un mameluco. Recibía más de lo que daba.
Las tres mujeres se pusieron de acuerdo en volver juntas con sus hijos a Senegal. Le dejaron una nota de desdepedida. Se quedó solo y hundido y pensó que quizá tendría que mudar su egoismo.

Se puso a traduccir un documento para la asociación donde trabajaba; como no conseguía centrarse, decició salir a dar un paseo para despejar su atribulada cabeza. Al llegar al puente que cruza el bidasoa, se estremeció: una marea de gente se movía en una y otra dirección como si formaran dos corrientes fuidas pero contrarias: unas tenían aspecto humano e iban vestidas todos igual, no se miraban entre ellas; llevaban un dispositivo pegado en el brazo y hablaban solas. Las otras tenían un rostro ovalado con una gran boca y una pequeña oreja en un lado, vestían todos de verde y hablaban un idioma extraño e indescifrable. A Rocko se le fue el color de la cara, blanqueó de súbito, su pelo otrora rizado se le volvió lacio, y lo peor de todo se le mudó la boca, ya no volvió a articular palabra. No sabemos que fue de el. Las malas lenguas dicen que sigue ingresado en el psiquiátrico.

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***IRIA***


Rocko corría como no recordaba haberlo hecho nunca. Parecía que volase mientras sus largas piernas quemaban metros bajo sus suelas con unas inalcanzables zancadas. Mientras corría, ajeno al espectáculo que su huída -o su persecución- estaba generando entre la gente, Rocko pensaba en sus cuatros hijos, en sus tres mujeres y de nuevo en sus cuatro hijos. Recordó, también, cómo corría cuando robó aquellos vestidos para sus hermanas en la casa del alcalde de la aldea vecina en su Senegal natal. Recordó, también, cómo corría cuando creyó que aquellos policías iban a echar por tierra su largo periplo hacia el mundo moderno. Y recordó, también, cómo corría para pegarle una paliza a aquel sucio que le llamó “puerta trasera” por primera vez, ya aquí, en Irun. Y sin embargo, todo eso ahora le parecía frívolo. Paco, el del bar donde siempre se dejaba caer cuando buscaba algún negocio nuevo con el que salir adelante, le había dicho que había visto a la policía llamar su puerta esta misma tarde y él sólo podía pensar, una y otra vez, en sus hijos, sus mujeres y, de nuevo, en sus hijos. Estaba dispuesto a cualquier cosa por ellos. Había robado, timado, embaucado, estafado a todos cuantos había podido. Había malvendido, engañado y trapicheado cada uno de los días que llevaba en este frío mundo moderno. Pero todo por ellos y por ellas. Y mientras su naranja cabeza pensaba, sus largas piernas corrían. Sin saber a dónde, pero buscando. Una pista, un lugar, una esperanza. Rezaba al Dios del mundo moderno, rogaba a los espíritus de Senegal e imploraba también al Dios o lo que fuera que tuvieran aquellos extraterrestres que desde aquel día invadían su mente a diario. Y así, zancada tras zancada, llegó al puente de la calle Santiago, ése que dividía Francia con España y ése que tanto temor y respeto le había dado siempre. Primero, porque le aterraban los puentes: En Senegal no había; los ríos se cruzaban mojándote los pies. Y segundo porque las fronteras eran su mayor pesadilla. Y sin darse cuenta, allí estaban. Esperándole. Dos gendarmes y un policía. Una encerrona. Un chivatazo. Un embuste. Un timo. Una treta. Una farsa. Pero esta vez, el engañado había sido él.

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***LOLA***

 ROCKO: EL PESCADOR PESCADO
En aquella apacible tarde de verano Rocko iba caminando hasta el puente Santiago. Iba cargado con sus aperos de pesca, dispuesto a  pasar un buen rato, tratando de pescar algo. Resultaba visible desde lejos con sus dos metros de altura, su piel negra, su pelo pelirrojo y su camisa blanca reluciente, pues tenía la manía de llevar, siempre, algo de ese color.
Al rato de estar lanzando su caña una y otra vez, sin resultado alguno, sintió un fuerte tirón brusco y seco que hizo que perdiera el equilibrio y cayera al Bidasoa. Una  vez en el agua, sin recuperarse del susto, vio como un pez gigante salía a toda prisa, llevándose su caña a modo de trofeo. Se quedó bloqueado y quieto en el agua, sin saber muy bien lo que iba a hacer.
Entonces  le rodearon unas hermosas y sugerentes lamias y ondinas, que parecían burlarse de él. La mitad superior de sus cuerpos eran de mujer y la inferior eran  colas de pez. Rocko permanecía mudo y  perplejo cuando una de ellas,  de las más sensuales y atractivas se le acercó y le dijo  con voz suave:
–Tenemos orden de llevarte ante la presencia de la diosa  del mar Yamanyá -deslizando su mano por debajo de la axila de Rocko para llevárselo con ella.
Llegaron hasta aguas más profundas, donde se pararon. La lamia le indicó con gestos que debía aguardar y permanecer callado. Después de una corta pero intensa espera emergió de las aguas la figura de una bellísima mujer. Una larga cabellera negra, sus dulces facciones y su atractiva silueta hicieron que Rocko quedara boquiabierto, fascinado por tanta hermosura.
Su voz sonó poderosa y firme.
-Yo, Yamanyá, diosa del agua y del mar, favorezco los nacimientos, el amor y los asuntos domésticos y   protejo a las familias, te hablo a ti Rocko que perteneces al género humano  y que vives en Irún. Conozco tu vida , tu historia y tu miserable comportamiento y debo juzgarte por ello. Eres egoísta, mentiroso, perezoso y abusas, en todos los sentidos, de tus tres desgraciadas esposas: Zuma, Naranja y Pulpa. Las explotas y maltratas. Ellas sufren y penan por tu culpa. No las amas y solo las utilizas. Eres un ser despreciable y por tanto no mereces vivir.

Rocko estaba anonadado, no podía ni reaccionar, cuando se volvió a oír aquella grandiosa voz.
-Solo te salva el amor que procesas a tus cuatro hijos y por tanto te perdono la vida pero mi condena será la de dejarte impotente sexualmente, hasta que aprendas a amar y respetar a las mujeres. No podrás disfrutar del sexo hasta que eso ocurra y para empezar deberás dar libertad de elección a tus mujeres de si quieren o no permanecer a tu lado. Tendrás que   permitir que ellas decidan libremente. Y ahora fuera de aquí, vete y no mires hacia atrás y empieza a cambiar. Recuerda todo lo que te he dicho.

Rocko salió del agua como pudo y duras penas alcanzó la orilla y se puso a llorar. Al cabo de un buen rato se sobrepuso y con paso lento se encaminó hacia su casa.
-¡No me puedo creer todo esto! ¡Que fuerte! Y no se lo podré contar a nadie. No me creerían. Igual que cuando me abdujeron los extraterrestres, que tampoco  me atreví a  contarlo. Pero ¿qué más me puede pasar? Pero lo de hoy… ¿será real o es que la hierba que me he fumado era de mala calidad? ¿Quién me mandaría a mí salir de mi Senegal natal? Y esa maldición de la impotencia ¿será verdad? ¡Con lo que a mí me gusta follar! Va, no lo creo .Mañana en cuanto me despierte pienso comprobarlo. Hoy de momento, una duchita caliente y prontito a la cama. 

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***VICTOR***

ROKO LIBRE
Roko es negro, tan negro que se vuelve invisible contra el telón de la noche. La camisa blanca es lo único que hace intuir su silueta en mitad del puente Internacional. Cien metros más abajo las aguas oscuras del río Bidasoa bullen y se deslizan a velocidad de vértigo. Roko ha franqueado la baranda de hierro y ahora está a un paso de volar hacia el fin. Ha decidido terminar con todo de una vez. Su vida entera no es más que un cúmulo de desgracias y penalidades. Se acabó. No merece la pena vivir así.
            Roko ha liberado sus manos de la baranda oxidada y su enorme cuerpo ha comenzado a inclinarse en el aire, cuando de pronto...
     –Bonita noche para morir.
            Roko se vuelve y en el último instante una de sus manos se aferra de nuevo a la baranda. No había sentido acercarse al hombre que le ha hablado.
     –Solo estaba tomando el aire –miente Roko.
     –A mí no me puedes engañar, Roko, te conozco, sé perfectamente quién eres, todo lo que sientes y piensas; cómo no lo iba a saber si yo mismo fui uno de tus creadores.
            Roko no entiende, no puede entender.
     –Tú no eres una persona real, Roko –continúa el extraño–, solo eres un personaje, una marioneta creada para regocijo y entretenimiento de un grupo de aprendices de escritor, nada más.
     –Qué te crees tú eso –dice Roko–. Y antes de que el extraño pueda evitarlo se suelta de la baranda y se precipita al vacío.
     –Mierda –dice el aprendiz de escritor–, otro personaje que se me va de las manos.

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***MIREN***

El dia en que Rocko se quedó encerrado en el balcón, fue sin duda el primero de su gran aventura. Se quedó con su pijama blanco, sin poder entrar en la habitaciòn.

Unas semanas antes le habían contactado en Irún,donde residía, nada menos que para hacer una traducción simultánea del Suajili al inglés, en París. La aventura de conseguir los papeles en la Embajada, con su contrato en la mano, le costó no poco trabajo, pero al final, estaba regularizado; su primer triunfo.

Zuma, Naranja y Pulpa, se habían quedado en Irún discutiendo cual de ellas aparecería como su esposa legal. No le importaba, pues dada su impotencia, casi no las tocaba.

Y allí estaba, en su segundo dia de traductor, encerrado en el balcón del hotel, desesperado, sin saber qué hacer. Miró hacia la calle. Era el primer piso, pasaba mucha gente que, extrañada por sus gritos, le miraba; pero nadie le hacía caso. Había perdido ya la esperanza, sabía que su aspecto físico le daba pocas oportunidades, por su color negro de piel, su pelo rojo y su extremada altura y delgadez,lo intentó todo. Incluso empezó a encaramarse a la barandilla por llamar la atención. Ni siquiera el día en que fue abducido por los extraterrestres se habìa sentido tan solo y aterrado.

Después de muchísimo tiempo, medio helado de frío, se fijó en una enorme limusina, que paraba justo debajo del balcón. Salió un hombre extraño, con el pelo blanco, peinado con coleta, gafas de sol, traje negro y cuello alto almidonado que al oír sus gritos le preguntó qué le pasaba.

Esto fue el principio, él fue el que avisó en el hotel y por él le abrieron el balcón. 
Al darle las gracias, el personaje, lo mirò insistentemente, a Rocko le pareció que mostraba un gran interés en él. Despuès de hablar con él un rato, le dijo:

-Rocko, has tenido suerte, soy Karl Lagerfeld y soy modisto: tu fìsico me parece extraordinario y quiero hacerte unas pruebas, para que trabajes para mi, como modelo.

Ni qué decir tiene, que esto fue el comienzo de la gran aventura de su vida. Fue contratado y hoy en día Rocko es portada de las mejores revistas del mundo de la moda.

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